jueves, 17 de julio de 2014

Autoridades Municipales de Ypacaraí

La ciudad de Ypacaraí, como todos los municipios del Paraguay, siguiendo la tradición española del ayuntamiento, fue administrada en sus primeros años por un colegiado integrado por vecinos del lugar, bajo la denominación de Junta Administrativa.

La ciudad de Ypacaraí fue creada por Ley del 13 de septiembre de 1887, pero recién a partir del Decreto, dictado por el presidente Juan Gualberto González en fecha 2 de abril de 1891, se fijaron los límites del distrito, siguiendo la demarcación practicada por el agrimensor Santiago Madrigal. En dicho Decreto de 1891 se encomendó al Ministerio del Interior la gestión ante propietarios de terrenos de nuevo municipio la expropiación de aquellas heredades donde habrían de asentarse los edificios públicos y realizarse la apertura de calles. La ciudad comenzaba a tomar forma.

Para hacer un breve resumen sobre los cambios en legislación municipal, sin profundizar el tema, es pertinente tomar como punto de partida el periodo que se inicia en la posguerra del 70. Recordamos no obstante, que el primer Cabildo del Río de la Plata se estableció en la ciudad de Asunción el 16 de septiembre de 1541, bajo el gobierno de Domingo Martínez de Irala. Esta institución fue suprimida durante el régimen del doctor Francia, tras varios siglos de vigencia (1).

Concluida la genocida guerra contra la Triple Alianza, el Paraguay quedó literalmente en ruinas, sin recursos y con su población casi aniquilada. Esas penosas circunstancias llevaron inclusive al cierre de la Municipalidad de Asunción, en el año 1869 (2), cuyo funcionamiento se restableció años después.

PRIMERA CARTA ORGÁNICA MUNICIPAL

Bajo el gobierno del Gral. Bernardino Caballero, en los albores de la reconstrucción de la República, se dictó la Ley del 7 de junio de 1882, que constituye la primera carta orgánica municipal. Esta ley dispuso la creación de consejos municipales para administrar la comuna capitalina y los demás pueblos del interior del país. 

La capital estaba dividida en tres distritos: a) Catedral y Recoleta; b) Encarnación y Lambaré; y c) San Roque y Trinidad. A cada uno de estos distritos capitalinos le correspondía dos miembros titulares y dos suplentes, quienes a su vez integraban la Junta Municipal de Asunción. Por su parte, las juntas de las ciudades del interior estaban integradas por cuatro miembros titulares y dos suplentes. Estos municipales, como los designa la ley, eran electos de entre los vecinos de cada comuna, pudiendo participar de los comicios tanto nacionales como extranjeros.

CREACIÓN DEL EJECUTIVO MUNICIPAL: EL INTENDENTE

Varias décadas después, fue sancionada la Ley N° 915 del 1 de septiembre de 1927, “Orgánica Municipal”, que dividió a las municipalidades en categorías, teniendo en consideración para ello los ingresos corrientes y separando las tareas propiamente ejecutivas de aquellas deliberativas.

A partir de esta ley, la municipalidad de Asunción (de Primera Categoría), sería administrada por un departamento ejecutivo a cargo de un Intendente y por una Junta Municipal de doce miembros titulares y nueve suplentes. Las ciudades con renta igual o superior a trescientos mil pesos (Segunda Categoría) estarían regidas también pou un Intendente y una Junta de nueve miembros titulares y seis suplentes. Mientras que las comunidades con ingreso inferior a los trescientos mil pesos (Tercera Categoría) tendrían una Junta de seis miembros titulares y tres suplentes y las taréas ejecutivas quedarían a cargo del presidente del colegiado. Por último, en la citada carta orgánica, se estableció expresamente que las ciudades de Encarnación, Villarrica, Pilar, Villeta, Concepción, Paraguarí y San Lorenzo, tendrían asimismo un Intendente. Los miembros de las juntas municipales eran integrados a través de elección directa y no percibían remuneración por sus funciones. Los Intendentes eran nombrados por el Poder Ejecutivo.

El primer Intendente de la ciudad de Ypacaraí fue el señor José Ramón Negrete, nombrado por Decreto del Poder Ejecutivo N° 2486, dictado el 27 de julio de 1940, por el entonces Gral. José Félix Estigarribia.




Edificio donde funcionaba anteriormente la Municipalidad de Ypacaraí, ubicado sobre la calle Yegros entre Cerro León y José Gaspar Rodríguez de Francia. La fotografía, gentileza de Osvaldo Battilana, habría sido tomada en los años '40.

CARTAS ORGÁNICAS POSTERIORES

La evolución de la legislación en materia municipal, considerando el crecimiento de las ciudades así como el aumento de necesidades y  complejidad, siguió su curso. Tanto es así que en ese proceso de evolución legislativa fueron sancionadas las siguientes cartas orgánicas:

a) Ley N° 222 del 30 de julio de 1954 “Orgánica Municipal”;

b) Ley N° 1924 del 18 de diciembre de 1987 “Orgánica Municipal”; y

c) Ley N° 3966 del 8 de febrero de 2010 “Orgánica Municipal”.

Un hito de relevancia lo constituye la sanción de la Constitución Nacional del año 1992, donde se definió serían designados por elección popular y no ya nombrados por decreto del Ejecutivo.

NOMINA INCOMPLETA DE AUTORIDADES

A partir de los documentos obrantes en el archivo del Ministerio del Interior se pudo elaborar, aunque de forma incompleta y hasta provisoria, la siguiente nómina de autoridades municipales de la ciudad de Ypacaraí.


JUNTAS ADMINISTRATIVAS MUNICIPALES


01/02/1900, Junta Económica Administrativa, Jacinto Chilaver.

01/07/1900, Junta Económica Administrativa, Félix Fiandro.


04/10/1900, Junta Económica Administrativa, Justo Recalde.


14/11/1901 a 1905, Junta Económica Administrativa, Dionisio Pérez.

16/10/1905, Junta Económica Administrativa, Vocal: Gregorio Chávez.

18/01/1908, Junta Económica Administrativa, Gregorio Chávez.

01/09/1908, Junta Económica Administrativa, Vicepresidente: Francisco Mena, Vocal: Gautino Soloaga. 

29/09/1908, Junta Económica Administrativa, Gregorio Chávez.                          


JUNTAS MUNICIPALES Y SUS PRESIDENTES Y MEMBROS


2/07/1909, J. Luís Mena.

30/03/1910, Ramón Negrete.

30/11/1914, Llubo V. Kovacevich.

08/01/1918, Gregorio Chávez.

30/03/1910 a 10/05/1922, Gregorio Chávez.

27/06/1922, Enrique E. Bareiro.

1923 a 1937, Augusto...?

1937, Laurentino López.

25/09/1939 a 1941, Gabriel Galarza.

26/07/1940, José Tomás Negrete.

15/04/41 a 1946, Silvio Becker - Félix Richer.

30/12/46, Juan B. Giménez.

03/03/47, Ernesto Snead.

28/04/47 a 26/07/48 - No sesiona la Junta por la Revolución del '47.

05/07/49, Federico Richer.

23/11/50, Ramón Becker.

19/05/52, Ramón Becker Jiménez.

25/05/53, Presbítero Manuel Sanabria.

10/08/54, Rogelio Escobar G.

02/04/55, Rubén Duarte.

1956 a 1975 (Faltan datos)

1976, Plinio Duarte.

1977, Plinio Duarte.

1978/79/80, Pedro Oscar Sosa.

23/10/80, Luís Antonio Becker.

1983, Juan Carlos Galaverna.

1985 al 20/02/89, intervenido por el gobierno de Stroessner.

1990, Delia Teresa Amarilla.

30/05/1991 a 1996, Anildo Morales.
                                                                                                        
1996 a 2001, Juan B. Coghlan...

2001 a 2006, Jorge Enrique Becker...


2006 a 2010, Juan Carlos Galaverna (h)...


2010 a 2015, Juan Carlos Galaverna (h), Sergio Benegas, Rosana Edwards, Juan Carlos Acosta, Ramón Franco Orué, Nilsa Negri, Daniela Leguizamón, Luís Meza, Oscar Usher, Miguel Villagra, César Negrete y Marcos Aquino.


INTENDENTES


Nombrados por Decreto:


1940, José Tomás Negrete, Decreto N° 2486.

1955, Jorge Richer.

1961, Eulogio Ayala Gaona (Int.) Decreto 14.982.

1961, Eladio Gaona.

1968, Samuel Elías.

1973, Juan Carlos Galaverna

1983, Pedro Oscar Sosa

1986, Interventores: Manuel Sanabria y Nery Ucedo

1989, Sergio Rojas Coronel


Electos en Comicios Generales:


26/06/91 a 30/08/94, Luís Egon Schwarz.

1995/1996, Julio Raúl Negrete (Interino).  


01/06/96 a 17/12/96, Juan B. Coghlan (Interino).

1996/2001, Delia Teresa Amarilla.

18/12/2001 a 18/08/2006, Adalberto Morínigo.

2006, Odila Duarte de Oviedo (Interina).


19/12/2006 – Nov. 2010, Adalberto Morínigo.

Nov. 2010 a la fecha, Raúl Fernando Negrete Caballero.                             
  




REFERENCIAS



1)      Manuel Peña Villamil; Derecho Administrativo, Tomo III; Edición de la Universidad Católica de la Ciudad de Asunción; Año 1997; pp. 595-603.



2)      Registro Oficial;

lunes, 14 de julio de 2014

Bello Cue

Lo misterioso siempre atrae y los distintos relatos tejidos sobre "Bello Cue", antigua villa construida quizás en las primeras décadas del siglo XX, aportan ese condimento. La villa está ubicada en las afueras de Ypacaraí, a un costado de las vías del tren, a un par de kilómetros del centro. Los vestigios del edificio testimonian una imponente construcción. Todavía está en pie la fachada con arcos y columnas, donde sobresale en la parte superior una enorme letra "B". La rapiña y el abandono de años lo privaron de techo, puertas y varias paredes. ¿Quién era el dueño de la villa? Solo nos llegó su nombre: Juan Bello. Muchos relatos persisten sobre este misterioso nombre, todos ellos sin rigor historiográfico, que hablan de su excentricidad, su copiosa fortuna, una fabulosa boda y un matrimonio que no habría llegado a consumarse, por sus orientaciones (no precisamente religiosas), y su posterior ruina. De niño, cuando la vagancia me llevaba por esos lugares, pasaba frente a Bello Cue con recelo, por temor a los fantasmas que muchos aseguraban haber visto. Tampoco estuvieron ausentes los eternos buscadores de plata yvyvy que horadaron pisos y paredes (desde afuera se puede ver una enorme fosa posiblemente hecha con ese fin). El tiempo ha desdibujado estas historias y es preciso reconstruirlas.



En esta fotografía se puede apreciar el
estado actual de la fachada y las alteraciones sufridas por la construcción. En la parte trasera se improvisó una vivienda precaria.





Las dos columnas utilizadas en el acceso, en el arte y en la arquitectura representan la entrada a los lugares sagrados y misteriosos.  




Tal como se puede leer en el blog www.ritualypropaganda.com editado por John Kbn, en la masonería, los pilares se denominan Jaquin y Boaz (J y B) y representan uno de los símbolos más reconocibles de la Hermandad, un lugar destacado en el arte masónico, documentos y edificios.



El portón de rejas de la entrada principal situada hacia las vías del tren.


Una enorme fosa hecha probablemente por buscadores de tesoros (plata yvyvy), quienes también horadaron el piso y las paredes de la villa.




Las tomas fueron hechas por Joaquín y Domingo Bogado el 14/07/2014.








Buscando la punta del ovillo en esta historia, llegamos hasta la compañía Itá Pirú de Arroyos y Esteros, a orillas del río Manduvirá,cerca de su desembocadura en el río Paraguay, donde aún permanece en pie la villa que pertenecía a Giussepe Bello, en el sitio conocido como Puerto Bello.




La casa Bello fue construida en el año 1915 y es testimonio de tiempos mejores de la familia Bello, pero que también siguió la misma suerte de vivienda del hijo, Juan Bello, construida en Ypacaraí. Quedó abandonada luego de la ruina familiar, presa de la rapiña.

sábado, 25 de enero de 2014

La Estación Tacuaral

La estación del antiguo ferrocarril ubicada en la ciudad de Ypacaraí, también conocida como “Estación Tacuaral”, fue construida mucho antes de la creación del distrito, y pese a ser uno de los primeros tramos y, por ende, primeros edificios del servicio ferroviario, sus instalaciones se encuentran entre las mejor conservadas del país.

El 27 de marzo de 1864, en vísperas de la guerra contra la Triple Alianza, cuando la línea ferroviaria estaba en plena expansión hacia el interior del país, fue inaugurada la Estación Tacuaral en el lugar llamado “Guazú virá”, perteneciente entonces a la comuna de Itauguá. Según el estudio realizado por la Arq. Sara Ferreira, la región situada entre el Lago Ypacaraí y el valle de Pirayú era conocido con ese nombre por la gran cantidad de venados que existían en la zona.

Los trabajos de extensión del tendido ferroviario llegaron hasta Paraguarí, cuando se desató el conflicto (estaba también proyectada la construcción de un ramal hasta el campamento militar ubicado en Cerro León), pero el avance de las hostilidades y sus exigencias lo impidieron. Entretanto, la Estación Tacuaral constituyó un punto estratégico de abastecimiento. El servicio que centraba su actividad en el transporte de soldados y material de guerra. Así, a principios de 1867, el célebre cañón Cristiano, fabricado en la fundición de Ybycuí, fue trasladado hasta Asunción para su terminación y posterior envío a la zona de combate (Curupayty en este caso). Desde Paraguarí hasta la capital, recorrió todas las estaciones acompañado de música y numerosas personas, como si de una procesión se tratase, tal como lo refiere el periódico El Centinela, en su edición del 9 de mayo.

En el tramo final de la guerra, con la capital y alrededores bajo ocupación enemiga y el ejército de López atrincherado en Azcurra, la Estación Tacuaral se hallaba en la línea de encuentro entre las vanguardia de ambas tropas. En julio de 1869, es tomada por los hombres del conde D’Eu, quien se preparaba para aniquilar a los que todavía seguían resistiendo. Después, el teatro de operaciones se trasladó al norte donde se libró la última batalla.

En los primeros años de posguerra, la Estación Tacuaral volvió a ser escenario de nuestra convulsionada historia política. El 15 de noviembre de 1971, habiendo el presidente Cirilo Antonio Rivarola disuelto el Congreso en represalia por haber enjuiciado y condenado a  uno de sus ministros, Bernardino Caballero y José Segundo Decoud renunciaron a sus cargos en el gabinete, en protesta por la disolución del legislativo. Por esa misma razón, a la que se sumaron otras arbitrariedades del gobierno, en noviembre del mismo año se produjo la Revolución de Tacuaral, calificada por el historiador Efraím Cardozo como la primera revolución del Paraguay después del año 1811. La reacción del gobierno permitió sofocar la sedición. Uno de los complotados, el exconvencional constituyente de Pirayú José María Concha, fue fusilado sin más trámites. Por su parte, el general Bernardino Caballero, también involucrado en el levantamiento, fue detenido en Asunción y deportado después.

Cuando en 1887, un grupo de vecinos de la Estación Tacuaral, entre los que se encuentran José Galo Guanes, Eustaquio Feliú, David Baruch, Ramón Negrete, Dionisio Pérez y Eliseo Patiño, solicitaron al Presidente de la República, general Patricio Escobar, la creación de un pueblo en dicho lugar, en consideración al importante crecimiento y prosperidad que experimentaba esa comunidad y que tornaba imperioso independizarla de la ciudad de Itauguá. El general Bernardino Caballero, entonces Senador de la Nación, fue uno de los impulsores del proyecto de ley de creación del distrito de Ypacaraí, presentado al congreso el 10 de septiembre; sancionado y promulgado el 13 de septiembre de ese mismo año.

En la primera mitad del siglo XX la ciudad de Ypacaraí consiguió un importante desarrollo económico, principalmente gracias a su ubicación estratégica como una de las vías de acceso a la capital. En su estación, abordaban el ferrocarril numerosas personas y productos provenientes de las cordilleras y de otros puntos del país. En consecuencia, diversos acopiadores y una serie de casas comerciales, se instalaron en la ciudad, sumándose asimismo a la población muchos inmigrantes.

En los años de la Guerra del Chaco, el ritmo de la estación no disminuyó. Fue testigo del transito de millares de compatriotas hacia el frente de batalla, al igual que el suministro de logística para los combatientes. En contrapartida, recibía a los heridos que volvían del Chaco y eran trasladados a improvisados hospitales de sangre, organizados en la ciudad. Después vendrían los prisioneros de guerra y, concluida la conflagración, los gloriosos soldados que fueron a defender nuestra heredad y regresaban a sus hogares tras largos años de ausencia.

Mientras el servicio ferroviario siguió activo, por la Estación Tacuaral transcurrió la historia de nuestro país. Vio pasar a productores y comerciantes que llevaban sus mercaderías a la capital, a estudiantes que seguían mejores horizontes y  a compatriotas que escapaban de sus empobrecidos pueblos en busca de oportunidades laborales. También transitaron ante ella los que fueron a enfrentarse al exilio, escapando de las persecuciones políticas, así como a las tropas sediciosas o leales en las fratricidas revoluciones que han dejado su estela de odios y divisiones. Muchos ypacaraienses, asimismo, acudían a ella cada mañana para tomar el tren que los llevaría a sus distintos empleos o visitar Asunción, donde estaban concentradas las principales actividades burocráticas del Estado, para realizar trámites administrativos o simplemente para hacer compras.

Cuando se incrementó el tránsito terrestre a través de la Ruta II y otras vías de comunicación con la capital, a lo que se sumó la falta de modernización del servicio ferroviario que se volvió obsoleto, la ciudad de Ypacaraí perdió su importancia de otros tiempos, en cuanto a punto de acceso se refiere, y la Estación Tacuaral se fue quedando sola, sin el trajín de otras épocas. 

Hacia finales de 1990, tal como se consigna en la reseña histórica de FEPASA, el único servicio regular que quedo, fue el tren suburbano Asunción – Ypacaraí, cuyos clientes principales eran estudiantes locales. Fue el último suburbano con tracción a vapor en el mundo, que dejo de correr en abril de 1999.


Hoy, sin la llegada de los trenes, la Estación Tacuaral permanece silenciosa “viendo pasar el tiempo” y constituye, indudablemente, uno de los símbolos nurbanos de mayor importancia de la ciudad de Ypacaraí, que como tal debe ser preservado. No tenemos que esperar una hipotética reactivación ferroviaria para que la estación vuelva a tener un espacio protagónico, puede transformarse en centro cultural, museo o conservatorio, para volver a aglutinarnos y seguir siendo parte de nuestra historia.