martes, 23 de febrero de 2021
Una generación imprescindible
La grandeza de una ciudad (también la miseria) es obra de su gente, que aprovecha las circunstancias favorables o las genera. Por eso es necesario reconocer el esfuerzo y, esencialmente, el legado de una generación de ypacaraienses (llamémosla así aunque ella esté integrada por personas de distintas edades), que en la década de los ’70 dieron nacimiento a nuestras más importantes instituciones. Nos referimos a los fundadores de la Cooperativa Ypacaraí Ltda. (1975), quienes en gran número participaron, asimismo, de la organización del Festival del Lago Ypacaraí (1971).
Estos compueblanos, pese a las limitaciones financieras de entonces, no dudaron en encarar emprendimientos hasta utópicos como el de fundar una cooperativa de ahorro y crédito, cuando en el país apenas se empezada a transitar por esa senda y las experiencias podían contarse con los dedos. El resultado torna superfluo cualquier ahondamiento en el tema: La Cooperativa Ypacaraí Ltda. que, con sus luces y sombras, es la más importante de la región, por encima de sus similares que se han establecido en ciudades vecinas con mucho más potencial económico que nuestra ciudad.
¿Quiénes participaron de la constitución de la cooperativa? Transcribimos seguidamente la nómina de las 64 personas que participaron en la asamblea fundacional, presidida por Juan Carlos Galaverna, quien entonces ocupaba además el cargo de Intendente Municipal. El orden de enunciación, que es el consignado en el acta de la asamblea realizada en la escuela República de Honduras y corresponde al número de socio, es como sigue:
1) Enrique Battilana Sosa; 2) Juan Bautista Coghlan; 3) Víctor M. Ayala; 4) Julio Raúl Negrete; 5) Eusebio Sánchez; 6) Emigdio Agüero; 7) Teófilo Darío González; 8) Egón Luís Schwarz; 9) Juan Carlos Galaverna; 10) Osvaldo Battilana Sosa; 11) Sergio D. Báez; 12) Emelda Ramona Martínez; 13) Eladio T. Gaona; 14) Luís Antonio Becker Genes; 15) Teófilo Daniel González; 16) Anastacio González; 17) Rosa L. González; 18) Cirilo R. Soto León; 19) Aldo Moreno; 20) Alfredo Dionisio Galeano; 21) Marcial E. Parquet; 22) Elvia Becker; 23) Rafaela M. de Martínez; 24) Hernán Biscotti; 25) Plinio Duarte; 26) Atilio Simón M.; 27) Robustiano Britos Patiño; 28) Blas Marecos; 29) Justo Figueredo; 30) Armando Pérez; 31) Rogelio Sandoval; 32) Alejandrino Morel; 33) Sergio Vera Sosa; 34) Carlota D. Vda. de Montiel; 35) Gregorio E. Schwarz; 36) Zunilda M. de Schwarz; 37) Benito Mendieta; 38) Nora C. Negrete; 39) Dionisio Alonso; 40) Francisco Sarubi; 41) Carlos M. Schwarz; 42) César Grande; 43) José Aristides Báez; 44) Julio Moreno; 45) Julián Ayala; 46) Haydee Moyano; 47) José Luís Moyano; 48) Emeteria C. de Moyano; 49) Alba Yolanda Ortega; 50) Emiliano Casto Yegros; 51) Edilio Morales; 52) Julio Sergio Grippo; 53) Princesa V. de Negrete; 54) Petrona A. de Pérez; 55) Timoteo Ferreira; 56) Leonardo A. León; 57) Aurora S. de Schwarz; 58) Balbina Frutos; 59) Crescencio Espínola; 60) Rosa Coghlan C.; 61) Juan A. Zárate E. 62) Darío F. Acuña; 63) Mirna Domínguez; y 64) María Gloria Frutos.
Por su parte, nuestro tan querido Festival del Lago Ypacaraí que, aunque no esté en sus mejores días, llegó a adquirir un prestigio internacional y fue la piedra angular de todo el movimiento festivalero nacional. En su escenario, en el que se han alternado prestigiosos artistas y surgieron los principales intérpretes del folclore paraguayo. Asimismo, el festival encaró con éxito la tarea de rescatar nuestras tradiciones y difundir las más importantes manifestaciones de la cultura popular latinoamericana, y no dudó, cuando las circunstancias así lo exigieron, en convertirse en la principal tribuna del país para denunciar los atropellos del régimen imperante.
El emprendimiento, en sus inicios, fue verdaderamente comunitario. Ante la ausencia de subsidios estatales y el insuficiente presupuesto municipal, se realizó una meritoria autogestión, donde todos los ciudadanos fueron colaborando en la realización del festival. Ypacaraí no contaba con hoteles donde hospedar a las delegaciones de otros puntos del país y a las extranjeras; entonces, muchos vecinos alojaron a diversos artistas y artesanos en sus hogares, asumiendo íntegramente los costos emergentes. En septiembre la ciudad se llenaba de movimiento y color, las casas se remozaban, se pintaban los muros y paredes, se embellecían los jardines, para recibir a los visitantes y a la genuina fiesta popular: el Festival del Lago Ypacaraí.
Entre los pioneros del festival se encuentran el sacerdote Edmundo Candia, quien fue el primero en presidir la comisión, Augusto Meyer, Carlos Schwarz, Dora Rabito de Sosa, Oscar Sosa, Juan Carlos Galaverna, Luís Becker Genes, Raúl Negrete, Enrique Battilana Sosa, Manuel Galeano, Justo Figueredo, Noemí Estigarribia, Edilio Morales, Salvador Addario, Osvaldo Ferreira, Teresa Servián de Sosa, Marcial Parquet, Julián Samuel Elías, Moisés Delgado, Atilio Duarte, Pedro Arrúa, Ubaldino Escobar, y muchos otros.
Muchos nombres merecen estar incluidos en la nómina de quienes colaboraron con la grandeza del festival, y sin que implique menoscabo a tantas otras personas que de alguna u otra forma brindaron su esfuerzo desinteresado, se resalta especialmente la tarea de Manesio Fatecha, Nilda Estigarribia, Pedro Armando Pérez, Oscar Acuña Presentado, quien tuvo mucha influencia en la orientación ideológica del movimiento, Luís Egón Schwarz, Reinaldo Duarte Paredes, Humberto Rubin, Teófilo Escobar, Yamil Maluff, Patricio Escobar, Juan César Ayala y Gregorio Schwarz.
También es oportuno destacar el aporte de la Prof. Dora Rabito de Sosa en la creación, en el año 1971, de la Escuela Municipal de Danzas de Ypacaraí, que fue el paradigma de numerosas academias del país y ha transitado cuarenta años de logros y satisfacciones, luego de haber sorteado inevitables apremios.
El común denominador de estos ciudadanos fue, evidentemente, el amor a nuestra ciudad, abonado por una auténtica y desinteresada entrega por su desarrollo en todos los ámbitos y, vale resaltar, por encima de los partidos políticos y credos religiosos. Para la ciudad de Ypacaraí ésta es una generación imprescindible que merece ser honrada y, por sobre todo, imitada.
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